cuando estás embarazada del segundo bebé, escuchas una y otra vez historias sobre lo poco que se duerme, el cansancio, y la cantidad de trabajo que vas a tener. escuchas hablar de los celos, del amor, y de la relación que se creará entre ellos, y entre tú y ellos.
y entonces ocurre, y llega el recién nacido. y desde el primer momento te vence la devoción que le vas a procesar siempre. le coges en tus brazos, y cualquier pensamiento desaparece, te quedas embelesada.
pero algo más pasa, algo que nadie te había contado, tu primer bebé viene a abrazarte, y tu corazón explota de amor en un millón de piezas, se magnifica, y se hace mucho más grande que antes, y sigue creciendo.
los días y las semanas pasan y te das cuenta de que cada vez quieres más y más a tu primer bebé. puede ser que la presencia de tu segundo bebé te haga darte cuenta de la increible persona que trajiste primero, puede ser que el tener otro bebé abra tanto tu corazón que lo expanda muchas más áreas, puede ser que el amor extremo sea el núcleo de la maternidad.
por la razón que sea, el amor por él crece hasta donde creías imposible, estás más orgullosa de él, le echas de menos cuando no está cerca, le lanzas al aire y le coges cuando llegas a casa. le quieres por encima de cualquier cosa, y eso nadie lo sabe.
